Por Tyler Durden
Con los informes de esta mañana de otra paciente sana que murió repentinamente después de recibir su primera dosis de la vacuna COVID-19, muchos escépticos tanto en Europa como en los EE.UU. todavía tienen serias reservas acerca de las inyecciones, incluso cuando las grandes farmacéuticas y sus aliados en los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña insisten en que son 100% seguras. Todos los que afirman lo contrario no sólo están equivocados, sino que actúan de manera deliberadamente maliciosa.
Es por eso que un comentario a un video publicado por Jeffrey Gundlach, de DoubleLine, en el que cuestiona los números de eficacia adulterados publicados después de los ensayos de Moderna y Pfizer-BioNTech ha provocado un repudio tan vehemente.
Sin embargo, a medida que surgen nuevas preguntas sobre la eficacia y el poco tiempo de pruebas, el periodista independiente Alex Berenson, uno de los escépticos más prominentes de los confinamientos y el uso obligatorio de mascarillas en los EE.UU., señaló el martes pasado en un hilo de Twitter que el porcentaje de pacientes que experimentan reacciones graves o potencialmente mortales a las vacunas COVID-19 podría ser mucho mayor de lo que los datos recogidos por el CDC están permitiendo ver. [Berenson ha sido reportero de The New York Times y es autor del libro “Dícelo a tus hijos”.]
El sistema de reporte VAERS de los CDC fue creado para rastrear lesiones relacionadas con la vacuna. La mayoría de los pacientes pueden esperar experimentar algún tipo de reacción adversa, pero para la gran mayoría de los pacientes, los síntomas serán relativamente leves y desaparecerán en un par de días. Pero en medio de una avalancha de informes sobre la muerte de pacientes, Berenson señala que el número de pacientes que ven complicaciones serias por el número de dosis distribuidas es aproximadamente 50 veces más alto que la tasa de reacciones “adversas” causadas por la vacuna contra la gripe.
Berenson también especuló que este número podría ser aún más alto debido a posibles retrasos en la actualización de los conjuntos de datos de los CDC. Esto aparentemente confirmaría las tasas de reacciones adversas vistas durante los ensayos clínicos. Es más, los ensayos clínicos, en general, tienden a “SUBRAYAR” los efectos secundarios desagradables o no deseados, mientras que “SOBREPRESALIMENTAN” la eficacia del medicamento.
Berenson compartió un enlace a los datos de los CDC, que no es precisamente fácil de encontrar en el sitio web de la agencia [el enlace ya ha sido eliminado].
Mientras tanto, los EE.UU., el Reino Unido y Europa se están quedando atrás en cuanto a los objetivos de vacunación, mientras que el presidente ruso Vladimir Putin sugirió recientemente que Rusia podría subirse al carro del “Pasaporte de Inmunidad”.
Recientemente Berenson concedió una entrevista a Joe Rogan, en la que el veterano periodista (que alguna vez trabajó para el New York Times) habló de otros conceptos erróneos sobre la “ciencia” que hay detrás de COVID-19, incluido el cuestionamiento del número de muertes en los Estados Unidos.
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Y NADIE sabe las reacciones adversas que experimentarán los vacunados dentro de 6 meses o un año. Mientras tanto, los laboratorios creadores de las vacunas se eximen de toda responsabilidad por ello; claro, con la complicidad de los gobiernos de turno.
¡Estamos desamparados!