Merck, con sede en Nueva Jersey, una de las compañías farmacéuticas más grandes del mundo, acaba de abandonar sus dos proyectos experimentales de vacunas COVID después de que los primeros datos mostraran que generaban poca o ninguna respuesta inmunitaria en los pacientes.
Las acciones de Merck se vieron afectadas por la noticia, cayendo casi un 2%, ya que la compañía, que tiene una larga historia de desarrollo de vacunas (aunque generalmente en un plazo más largo), adoptó una estrategia diferente a la de rivales como Pfizer, Moderna y J&J.
Merck utilizó un enfoque más tradicional que se centró en los virus debilitados. Un enfoque, llamado V590, utilizó tecnología de los esfuerzos de inoculación contra el ébola de Merck, mientras que el otro, conocido como V591, se basó en una vacuna contra el sarampión utilizada en Europa.
Merck ha estado a la zaga de sus pares como Pfizer, JNJ y GSK durante casi todo el tiempo, mientras que sus resultados de laboratorio fueron «decepcionantes y «un poco sorprendentes», dijo Nick Kartsonis, vicepresidente senior de investigación clínica de enfermedades infecciosas y vacunas de Merck en Merck Research Laboratories.
Ambas inyecciones generaron menos anticuerpos neutralizantes que otras vacunas y produjeron respuestas inmunitarias inferiores en comparación con las personas que habían dado positivo a el covid.
«No teníamos lo que necesitábamos para poder avanzar», dijo Kartsonis en una entrevista el domingo. Después de evaluar los datos, el equipo de liderazgo de Merck decidió descartar el esfuerzo de las vacunas y concentrar los recursos en los tratamientos COVID.
